NÓSTOI

Los nóstoi son un tipo de poema del ciclo épico griego en el que se relata la vuelta de los héroes de la guerra de Troya a sus hogares. Hoy, última entrada del blog, podríamos hablar del regreso de los dos viajeros; del fin del periplo...

Pero me gustaría verlo desde otro punto de vista; es ahora justo cuando empieza el verdadero viaje, cuando debemos compartir aquello que aprendimos, disfrutar de aquello que vimos e interiorizar nuestras experiencias.

No quisiera cerrar el blog sin hablar de Marc, el que sin duda ha sido el mejor compañero de viaje que podría haber tenido, fue paciente conmigo, supo entenderme y respetarme, nos divertimos y supimos salir adelante de situaciones algo complicadillas, pero sobretodo creo que ha aprendido que todo requiere un esfuerzo y sin duda él conseguirá aquello que se proponga. Hoy, a la vuelta, tengo la certeza que así será.

LO NUEVO Y LO VIEJO


Berlín... colofón del viaje (y punto de inflexión). Hasta ahora todo estaba planeado y calculado, viajes, hostales, horarios y trenes. Hasta tenía una ligera idea de qué ver en cada lugar, al menos esos lugares que uno no debe perderse, pero Berlín representa el camio total.
Puesto que nos fuimos de Varsovia tal y como se planificó, pues qué mejor que contraponer con algo de improvisación. No destinos, no hostales, no trenes.
Ahora vamos, lo que se podría decir, en caída libre. Sabemos que tenemos que estar en Barcelona un día concreto, pero el resto es pura improvisación. Si se es medianamente agudo, uno observa que la improvisación es divertida, no ofrece ataduras y crea un espíritu de 'comerse el mundo' increíble... pero es cara. Espero y confío que de este otro tipo de viaje, que uno se puede dar el lujo ya que se ha cubierto el 90% del mismo y que cualquier problema o vicisitud es subsanable, se aprenda, porque si no... ni sirvió planificar ni servirá improvisar.
¿Berlín? ¡Ah! Berlín... bueno, la ciudad se ha de recorrer con una cerveza en la mano, Berliner a poder ser, colarse en alguna fiesta underground y visitar, al menos, dos o tres fábricas abandonadas. ¿El Bundestag y la Puerta de Brandenburgo? Hay que verlas camino de la siguiente fiesta...
¿Checkpoint Charlie? Berlín es mucho más que el triste muro que los dividió durante 28 años, ahora es punto de encuentro... entre lo nuevo y lo viejo.

UN PEQUEÑO GRAN REGALO


Visitar Varsovia ha sido un pequeño gran regalo, tanto por la ciudad como por la compañía... siempre eran la 'una menos diez', no importaba si fuese de día o de noche, no importaba ni cuántas cervezas ni cuántos vodkas, siempre la una menos diez.
Nos fuimos con el corazón triste porque realmente fueron dos días que nos lo pasamos muy bien; descubrimos otro modo de visitar una ciudad. Si nos hubiesen dejado una semana más, seguro que ya 'chapurrearíamos' algo de polaco.

ARBEIT MACHT FREI




Después de recorrer Europa entera en tren, de ver países y conocer gente, cubrimos una de las etapas más importantes.

Visitar un campo de concentración es algo que debería hacerse casi por obligación en la escuela, pero no se debe visitar de cualquier modo. Cierto es que cada uno tendrá supunto de vista, y en un tema tan peliagudo como este, herir sensibilidades es muy fácil.

Pongamos que nos olvidamos del nombre del campo, incluso de la ciudad donde está situado.Obviamos cifras y datos, cruda dosis de realismo que cuantifican la maldad contenida. Imaginemos que estamos en un día soleado, con una suave brisa fresca y el agradable olor a primavera; y tras sentir el Sol calentar nuestra piel, abrir los ojos y ver una valla dealambre espino, un muro de ladrillo marrón y escuchar el sordo petardeo de las balas salira buscar los corazones de aquellos de mirada perdida en el paredón.

Si una sola lágrima baja por nuestra mejilla, se habrá logrado el objetivo, no de conmovernosfácilmente, sino de sentir el eco de más de seis millones de personas gritando de dolor y sufrimiento.

UN VINO MIENTRAS ATARDECE


De las cosas que más me están gustando del viaje es lo que estamos aprendiendo a dosificar esfuerzos y fondos. Podríamos entender el viaje como una carrera de fondo, una maratón, en la que hay momentos en que apetece esprintar porque parece que la ocasión lo merece, pero no hay que olvidar que queda mucho por delante y ese sobreesfuerzo en un momento dado puede obligarnos a sacrificar un día de viaje.

Ello no implica que no podamos disfrutar de momentos y situaciones y más si los hados se conjuran a nuestro favor. Praga no deja de ser una ciudad tremendamente turística, y al igual que Barcelona, destila tristes similitudes con un parque temático explotado y exprimido en sus tópicos para deleite del turista bobo.

Por ello salir a pasear sin rumbo fijo, sin mapa y sin prisas, ofrece agradables recompensas; como por ejemplo, disfrutar de un largo atardecer mientras se degusta una copa de vino checo, tinto con un toque carbonatado, fuertemente afrutado; a moras y manzanas y madurado en barricas de robles de la región.

Todo ello mientras uno imagina sobre misteriosas historias de gárgolas que cobran vida y gigantes de barro que vigilan el barrio judío...

Y ¿CUÁL COMPRO?



Cada ciudad es diferente y no iba a ser menos su sistema de transporte. La buena intención de los viajeros es acatar normas y reglamentos, por aquello de ahorrarse un bochorno, lo curioso es cuando lo 'bochornoso' es acatar con la norma.

Creo que nunca he llamado tanto la atención como cuando entramos en el tranvía, después de estar nuestros buenos quince minutos descifrando la piedra de Rossetta de los tickets y comprar dos al 'tuntún' y validar los billetes; la cara de los habitantes, los que nos miraron, describía sus pensamientos con meridiana claridad. Lección aprendida: al siguiente no se paga.

Es difícil pasar desapercibidos en según qué lugares, cuanto más al Este más destaca uno; gestos, movimientos, ropa y maneras nos señalan como foráneos, con los riesgos que pueden llegar a implicar. La verdad que de momento estamos saliendo muy bien parados con ello.

Algunas veces hasta nos atrevemos a chapuerrear el idioma del país que toque. Tiene un pequeño problema y es que se corre el riesgo que te contesten y mucho... pero no hay nada que una buena cara de 'yo sé que tú me hablas pero no sé lo que me dices' y un gruñido no resuelva.

UNA CALLE CUALQUIER EN BUCAREST



Bucarest tiene el encanto de las ciudades dinámicas y en progresión.
Tiene dos lecturas, la pobre y la rica. No entraremos a juzgar cuál de las dos se presenta al que la visita o al que la habita, y más teniendo en cuenta sensibilidades anónimas.

Creo que ambos coincidimos en los curiosos contrastes que se presentan en la ciudad. Nos gustó compartir nuestro punto de vista con Marcel, un castellonense que trabajaba en una agencia de noticias en Bucarest y con quien compartimos un agradable desayuno. Nos habría gustado compartir más tiempo, pero con un horario ajustado y muchas cosas por ver, nos fue imposible.

Una calle cualquiera de un sector cualquiera de la ciudad muestra la vida que tiene. Sin embargo, Rumanía sigue siendo Rumanía y los clichés y tópicos son tan fáciles de ver como inesperadas las sorpresas agradables.